Comunión

 

Evangelii
gaudium
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Un monitor puede introducir la reflexión con la lectura en voz alta del texto del Magisterio.

Dejar un tiempo de silencio para la reflexión personal en torno al texto de la Evangelii gaudium.

Discernir con la Iglesia

«La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean,
que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan. «Primerear»:
sepan disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora experimenta
que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y,
por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro,
buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los
excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber
experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva.
¡Atrevámonos un poco más a primerear! Como consecuencia, la Iglesia sabe
«involucrarse». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e
involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos.
Pero luego dice a los discípulos: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17). La
comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de
los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y
asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los
evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz. Luego, la
comunidad evangelizadora se dispone a «acompañar». Acompaña a la
humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean.
Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene
mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Fiel al don del Señor, también
sabe «fructificar». La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los
frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por
la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no
tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra
se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en
apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera
y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es
llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia
liberadora y renovadora».

¿En qué acciones concretas, o en qué apuestas de nuestra comunidad, descubrimos que hemos primereado, que hemos tomado la iniciativa en el salir al encuentro de los alejados?

¿Mediante qué acciones concretas, a nivel personal y comunitario, nos
hemos involucrado en la vida de nuestra gente?

 Indiquemos al menos tres frutos de Evangelio que el Espíritu haya suscitado
en nuestra comunidad durante los últimos diez años.

Aparte de lo dicho, ¿creo que el Espíritu me sugiere algo más a partir de la
lectura de este texto?