Elaborando entre todos el 

PLAN PASTORAL

Nuestro Arzobispo D. José María nos ha pedido que le ayudemos a preparar un Plan Pastoral que oriente la acción evangelizadora de nuestra diócesis desde ahora y hasta el curso 2027-2028. Siguiendo las indicaciones del Papa Francisco, quiere que el Plan sea preparado de forma sinodal, teniendo en cuenta las aportaciones de todos los implicados en la vida y la misión de la Iglesia que peregrina en Granada.

El Plan tiene un gran objetivo, que le da título: «Unidos en la misión evangelizadora». La frase bíblica que lo anima es la petición de Jesús durante su Última Cena: que todos sean uno para que el mundo crea (cf. Jn 17,21). La «música de fondo» que quiere resonar es la llamada a la nueva evangelización, tal y como es descrita en la Exhortación del Santo Padre Evangelii Gaudium.

D. José María nos propone centrarnos cada uno de los cursos en los cuatro aspectos principales de la misión de la Iglesia: la comunión (2024-2025), el anuncio (2025-2026), la celebración (2026-2027) y el compromiso (2027-2028).

¿Qué te proponemos?

Para que hagas tus aportaciones al Plan Pastoral, te invitamos a que trabajes el material que encuentras en la web. Hay unos documentos fundamentales para cada temática, divididos en tres ámbitos: escuchamos la Palabra, escuchamos la Iglesia y escuchamos al mundo, y otros materiales complementarios.

Junto a los documentos fundamentales de las cuatro temáticas principales: comunión, anuncio, celebración y compromiso, encontrarás un formulario para incluir tus propuestas de objetivos, acciones, personas, momentos y criterios de evaluación que son los que, una vez trabajadas las fichas, se presentaran al representante correspondiente en el Consejo Presbiteral o Consejo Pastoral diocesano para elaborar desde ellas el Plan Pastoral.

Encontrarás también un material complementario que quiere ser una ayuda para entrar en la «música de fondo» que quiere inspirar la propuesta.

Lo importante es ponerse a la escucha de Dios

Un Plan Pastoral, para ser verdadera propuesta creíble, ilusionante y dinamizadora para nuestras comunidades cristianas, ha de ser ante todo respuesta a lo que Dios espera de nosotros desde las circunstancias concretas en las que vivimos. Por eso, lo principal que tenemos que hacer desde el primer momento, y a lo que nos quiere ayudar este material, es a escuchar de verdad lo que Dios tiene que decirnos, a través de su Palabra, del Magisterio, de los gozos y esperanzas, lágrimas y angustias de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad.

Como dice el Documento Final del Sínodo sobre los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento Vocacional (n. 6):

«La escucha es un encuentro de libertad, que requiere humildad, paciencia, disponibilidad para comprender, empeño para elaborar las respuestas de un modo nuevo. La escucha transforma el corazón de quienes la viven, sobre todo cuando nos ponemos en una actitud interior de sintonía y mansedumbre con el Espíritu. No es pues sólo una recopilación de informaciones, ni una estrategia para alcanzar un objetivo, sino la forma con la que Dios se relaciona con su pueblo. En efecto, Dios ve la miseria de su pueblo y escucha su lamento, se deja conmover en lo más íntimo y baja a liberarlo (cf. Ex 3,7-8). La Iglesia, pues, mediante la escucha, entra en el movimiento de Dios que, en el Hijo, sale al encuentro de cada uno de los hombres».

¿Cómo podemos trabajar este material?

Este material quiere ser una guía que ayude, y no una tarea que nos sobrecargue. Es importante que en la Diócesis tengamos criterios comunes para que todos vayamos en la misma dirección.

Los sacerdotes de cada arciprestazgo o el responsable de cada grupo o comunidad decidirán cuál es la mejor manera de trabajarlo. Como sugerencia se indica que, allí donde hubiera parroquias con grupos activos se podría trabajar a nivel parroquial –sea en los consejos pastorales, sea por parte de los grupos más relacionados con cada uno de los cuatro temas, sea en comisiones constituidas específicamente para esto– y luego ponerlo en común en los grupos de reflexión arciprestal; mientras que en otros lugares se podría trabajar directamente a nivel arciprestal, incorporando siempre, eso sí, laicos y religiosos que ayuden a la reflexión.

También las delegaciones y secretariados diocesanos, así como la vida religiosa, los sacerdotes eméritos y el mundo de la enseñanza religiosa, y también los movimientos apostólicos, las Hermandades y Cofradías enviarán las reflexiones al Vicario de Pastoral directamente o a través de sus representantes en el Consejo presbiteral o Consejo pastoral diocesano (planpastoral@archidiocesisgranada.es).

Un par de precauciones

Es importante que quien anime el trabajo prepare previamente las sesiones pues, en algunos casos, habrá experiencias o encuentros que hay que hacer antes de la sesión en que se trabaje el material.

Tanto los textos bíblicos que se presentan como los pasajes de la Evangelii Gaudium pueden ser acogidos de una forma más serena y en ambiente orante. A lo mejor se pueden ensayar formas de reflexionarlos con mayor serenidad antes de la sesión en que se trabajen las preguntas propuestas.

Plazos

El material se puede trabajar durante todo el curso, distribuyéndolo como se vea más conveniente en cada situación. Pero eso sí, el día 1 de junio de cada año tiene que ser entregadas las propuestas al representante correspondiente en el Consejo Presbiteral o en el Consejo de Pastoral que, a su vez, lo remitirá a la Vicaría de Pastoral.